💥ROCIO FLORES, HEREDERA de su ABUELA ROCÍO JURADO💥

✅ https://youtu.be/04-kYd-uRsU

El parecido es, en ocasiones, una cuestión de mirada. No solo la mirada física, la que se posa en los rasgos y busca líneas familiares, sino la mirada del deseo, de la expectativa, de la proyección que los demás depositan en alguien. En el caso de
El parecido es, en ocasiones, una cuestión de mirada. No solo la mirada física, la que se posa en los rasgos y busca líneas familiares, sino la mirada del deseo, de la expectativa, de la proyección que los demás depositan en alguien. En el caso de #RocíoFlores esa mirada ha estado desde su nacimiento condicionada por la leyenda monumental de su abuela, #RocíoJurado Se ha buscado, a veces con ansia, el eco de la Tonadillera en el rostro, en la voz, en el carácter de su nieta. Sin embargo, cuando se observa con detenimiento y objetividad, se hace patente que la genética, la fisionomía e incluso la gestualidad de Rocío Flores construyen una identidad propia, singular e inconfundible, que se asemeja y desmarca por completo del arquetipo de la Jurado para esbozar un perfil de una mujer de su tiempo. La genética es un juego de azar y herencia, un crisol donde se funden linajes. Rocío Flores es, biológicamente, la suma de su padre,
La genética es un juego de azar y herencia, un crisol donde se funden linajes. Rocío Flores es, biológicamente, la suma de su padre, #AntonioDavidFlores y de su madre, #RocíoCarrasco De este último lado, por supuesto, lleva el sustrato genético de la familia Carrasco Jurado. Pero la combinación ha sido particular. Donde Rocío Jurado poseía una personalidad, una presencia poderosa y rotunda que parecía llenar el escenario y cualquier estancia, una mandíbula fuerte y una mirada profunda y ardiente, Rocío Flores presenta una estructura más menuda, mas frágil, mas tierna, una estilización de las formas y una expresión facial que, si bien puede recordar lejanamente en la sonrisa o en la forma de los ojos, se articula de manera completamente distinta. Los ojos de Rocío Jurado eran dos pozos de duende y pasión, capaces de transmitir una tragedia profunda o una alegría desbordada. Los de Rocío Flores, en cambio, poseen una lucidez analítica, una modernidad serena. No son ventanas abiertas a un torrente emocional desbocado, sino espejos de una inteligencia pragmática que observa y estudia.